Vuelvo a mirarte aún. Y eres el mismo milagro de ternura y egoísmo, triste y feliz, eterno y pasajero. El egoísmo es el único ateísmo verdadero; el anhelo y el desinterés, la única religión verdadera.
Siempre creí que tu incomprension era parte de tu egoismo, pero ahora me doy cuenta que tu egoismo es parte de tu incomprensión
Y yo me digo: cuanta ceguera y dureza de corazón existe en esas personas que presumen una realidad que solo existe en ellas mismas.
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